Los lobos en la literatura infantil: del miedo al juego
Durante siglos, el lobo fue uno de los grandes villanos de la literatura infantil. Feroz, astuto, hambriento. Un personaje que acechaba bosques, casas de paja y niñas desprevenidas. Pero con el paso del tiempo, los cuentos fueron cambiando. Hoy, el lobo ya no siempre es el malo: a veces es curioso, torpe, sensible o simplemente… un lobo más.
El lobo como antagonista histórico
En los clásicos cuentos de hadas, el lobo representaba el miedo y el peligro: lo desconocido que vivía fuera del hogar. Desde Caperucita Roja hasta Los tres cerditos, este personaje era una advertencia moral, un recordatorio para los niños y las mujeres jóvenes de que debían obedecer y cuidarse.
Esa figura del lobo feroz se transmitió de generación en generación y se volvió parte del imaginario colectivo de la infancia.
Nuevas miradas: lobos con corazón
En las últimas décadas, muchos autores y autoras decidieron darle la vuelta al mito.
El lobo ya no siempre asusta: a veces pide disculpas, se enamora, quiere amigos o aprende a cocinar.
Los libros actuales lo muestran desde una mirada más empática, explorando sus emociones y mostrando que incluso los lobos pueden tener miedo, ternura o ganas de cambiar.
Estos nuevos relatos abren una puerta al diálogo: ¿todos los lobos son malos? ¿Podemos ver lo que hay detrás del rugido?
Como señala Anna Juan Cantavella, especialista en literatura infantil, “la figura del lobo sigue poblando gran parte de las historias y libros infantiles. Su presencia es hoy muy abundante en los álbumes, donde en muchos casos los autores se apropian del personaje o de ciertos cuentos populares en los que aparece para jugar de diversos modos con la tradición y subvertirla”.
Esa subversión —dice la autora— “implica el conocimiento del texto clásico para poder poner en duda los viejos estereotipos y reírse con ellos, accediendo así a un mundo donde la línea que separa lo bueno de lo malo queda mucho más desdibujada”.
Esta mirada nos invita a leer al lobo no sólo como el antagonista de los cuentos tradicionales, sino como un personaje complejo, cambiante, capaz de provocar risa, ternura o identificación.
(Fuente: Anna Juan Cantavella, “De lobos feroces, no tan feroces y sus subversiones: un (mini)recorrido por la figura literaria del lobo en la literatura infantil”, AEDA, Boletín n.º 66)
Propuesta para trabajar libros sobre lobos
Los cuentos de lobos pueden ser un excelente punto de partida para proyectos de lectura en el aula.
Algunas ideas:
🐺 Comparar las versiones clásicas con las modernas.
🐺 Crear un “mapa de lobos” donde los chicos dibujen o describan cómo es su lobo favorito.
🐺 Leer en voz alta distintos cuentos y reflexionar: ¿cómo se siente este lobo? ¿qué lo hace diferente?
🐺 Escribir una “carta al lobo”, inspirados en el texto de Laura Devetach, para contarle qué sentimos cuando leemos sus historias.
Libros de lobos disponibles en la librería
Si querés recorrer este universo con tus alumnos o tus hijos, te compartimos algunos títulos que amamos:
Como escribe Laura Devetach en su Carta al lobo:
“[mi nieta Sidonia] La última vez se encontró con un lobito bastante piola y se hicieron tan pero tan amigos que no dan para personajes de cuentos como el que vivimos nosotros. Me alegro. Aunque parezca mentira, algo cambió en este mundo y por lo menos esta nieta mía necesita un cuento diferente.”
Caperucita Roja
Mayo 1989
— Carta al lobo, Laura Devetach en Oficio de Palabrera, Comunicarte 2012
Quizás por eso, aunque cambien las historias, el lobo sigue volviendo.
Y cada vez que aparece, nos invita a mirarlo con otros ojos.
Leé más libros de lobos
Si querés seguir explorando cuentos con lobos, te dejamos dos cuentos digitales para leer y compartir en casa con toda la familia.
Lobo hambriento, de Franco Vaccarini, ilustrado por Jimena Tello